La renovación de Carlos Ríos está en punto muerto

Parece que el dinero es la principal diferencia, aunque hay matices que apuntan a otras cuestiones, como la confianza.
La renovación de Carlos Ríos está en punto muerto
Ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Así anda la renovación de Carlos Ríos, que no las tenía todas consigo antes del partido ante el Girona y que ahora anda convertido en el auténtico gurú del recreativismo reactivado, realimentado y sobreilusionado. No es para menos. Con él al volante, el equipo ha salido de los infiernos y amenaza con dar una campanada que, aunque improbable, sirve para quitar telarañas al escudo. Por eso se habla de renovación.

Lo que pasa es que no todo es tan sencillo, ni deja de serlo, sino que depende del cristal con que se mire. Carlos Ríos pide tiempo y el al club parece que le ha entrado prisa, se entiende, porque su labor no está pasando desapercibida y nadie quiere quedarse con cara de tonto viendo al Divino Calvo triunfar en otro banquillo. Además hay que perfilar el proyecto y para eso hace falta un entrenador.
Pero, ¿es ese realmente el único marco en el que se encuadra la historia? Seguramente no. Se habla de diferencias económicas, escudadas en una realidad complicada, y que es la principal razón por la que Ríos no se decide. 100.000 euros por temporada fue la segunda oferta que le hizo el club, después de una primera de 80.000. El sanluqueño podría haber contraofertado con una cantidad cercana a los 150.000 euros, aunque no es ése el verdadero caballo de batalla.
La oferta que maneja Ríos es de dos temporadas y, al margen de las cantidades, lo que no encaja con el discurso oficial del club respecto a la continuidad del técnico es una cláusula de difícil lectura. Según dicho punto del contrato, el club podrá rescindirlo de manera unilateral en la segunda temporada. Si el técnico cae en la primera o segunda campaña, nada importará, pues a efectos prácticos sólo tiene asegurado el primer curso. Eso y ofrecerle contrato por una sola temporada es exactamente lo mismo. Y aquí entra una cuestión que para el gaditano es de importancia capital y que será decisiva para que responda afirmativamente o se dé un apretón de manos con quien corresponda y busque su sitio en otra parte: hablamos de confianza.
Sabe el técnico que tiene el respaldo total del presidente, algunos consejeros e, incluso, del nuevo director deportivo, Julio Peguero, pero que también tiene detractores. En el consejo de administración hay dualidad de opiniones respecto a lo conveniente de su continuidad, aunque no es ajeno a lo que se habla en la calle y sabe que no ofrecerle la renovación es una decisión del todo impopular. Se parece todo demasiado al ambiente que envolvió la renovación de Manolo Zambrano hace tres temporadas, donde no se sabe si el error estuvo en renovarlo o en hacerlo sin confiar en él. Carlos Ríos no quiere que le pase a él. Y por eso piensa.

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