Carlos Ríos llama a filas a la grada. "La afición debe ser el número doce más que nunca", avisa que "nuestra afición debe comprenderlo. Cuando el Tenerife salte al campo debe mirar para todos lados y pensar '¿dónde nos hemos metido?' Del Tenerife no me fío ni del color de las calcetas, por eso tenemos que poner todos los que tenemos en nuestra mano para sumar esos tres puntos tan importantes".
Ríos quiere que la grada esté entregada a sus hombres. Dentro de la deportividad, le pide a la hinchada albiazul que cree "un infierno" para que su oponente piense "que está en la Guerra del Vietnam y no en un partido de fútbol. Los puntos no se van a ir de Huelva. Debemos tenerlo todos muy claro. Nosotros en el campo nos vamos a dejar la vida para ello y nuestra gente en las gradas deben hacerlo. Otras semanas están con nosotros, porque no tenemos queja, pero esta vez se lo pedimos porque los necesitamos más que nunca".
La trascendencia del duelo radica en la conjunción de dos caminos ascendentes. Quien caiga verá truncada su progresión y quien venza podrá dar el salto a la zona tranquila. El técnico no quiere relajación en los suyos por este motivo y les recuerda que "aquí hasta el más tonto te hace un ordenador así que no podemos confiarnos. La única cuenta que podemos hacer es la de ser mejores que ellos y ganar. Por eso lo que más me preocupa es como estemos nosotros".
La ambición no le ciega. Admite los problemas defensivos que tuvo el equipo en Córdoba, tras los cuales espera recuperar "el equilibrio necesario. No le dio más importancia a lo del otro día. Nos faltó jugar quince minutos como el día del Numancia y habría ganado". Uno de los hombres destacados en el Nuevo Arcángel fue Emilio Sánchez. Del albaceteño destaca su labor, aunque "es pronto todavía para hablar de recuperación. No hay que ser conformista. En Córdoba hizo un buen partido pero hay que pedirle más. Soy prudente. Cuando lleve tiempo mostrando ese nivel óptimo hablaremos de recuperación aunque en la cara de Emilio Sánchez se ve esa alegría".
Juegue quien juegue, el espíritu no va a cambiar porque pretende tener "un equipo atrevido, que vaya a por el rival, que juegue y ofrezca fútbol antes que especular con el resultado. Nos jugamos un partido de esos de los que se dice que valen más de tres puntos, pero queda mucha competición y no sabemos donde estaremos ellos o nosotros dentro de unos meses".
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