El Decano, a estas alturas, suma las mismas derrotas que en las dos últimas campañas en Primera · La clave es su falta de acierto ante la puerta rival, que le ha condenado ante el Nástic y la Real Sociedad
Unas cifras para reflexionar. Un antiguo entrenador del Recreativo poco amigo de las estadísticas y siempre esquivo a las conclusiones matemáticas solía responder ante estas que eran "el arte de mentir con precisión".
Cierto o no. Un escudo para los malos momentos y o una medalla para los buenos, la realidad es que las cifras responden siempre a unos hechos irrefutables. El Recreativo mira su clasificación y ve muchos números. Aislados puede sacar tantas conclusiones como quiera. En conjunto, la lectura es inevitable. Hay dos problemas. La cantidad de derrotas es alarmante y no tiene gol.
Un repaso a las diez últimas temporadas albiazules tanto en Primera como en Segunda División, las conclusiones son un tanto preocupantes. Sin dejar a un lado que el juego desplegado por los onubenses es impropio de quien suma seis derrotas en once jornadas, los tropiezos están ahí. Son innegables.
El conjunto que entrena Javi López lleva los mismos partidos perdidos a estas alturas que en las dos últimas campañas en la máxima categoría del fútbol nacional. Esto quiere decir que se mueve en unas cantidades próximas a las de conjunto de descenso puesto que en las dos precedentes se salvó en la última jornada y en la siguiente se marchó a Segunda.
No es para estar tranquilo ni satisfecho. Algo falla. Sólo hay una temporada en la que en estos momentos había más derrotas que en estos momentos. Fue en con Lucas Alcaraz en el banquillo en Primera División. Entonces el equipo albiazul tenía siete, por dos victorias y otros tantos empates. Ni siquiera en la campaña del descenso a Segunda B, de infausto recuerdo, las cifras eran tan malas.
Hay que reconocer que los triunfos son más lógicos y que estos se acercan más a lo normal, pero resulta insuficiente para solapar la enorme sangría de puntos que está sufriendo el conjunto albiazul. Una formación que aspire a estar en la zona de ascenso o peleando por algo más que la simple permanencia no puede arrojar esos resultados. En apenas un cuarto de temporada ya ha consumido la mitad de los tropiezos que estadísticamente le corresponde a una plantilla de sus características.
Y todo esto rematado por un problema que comienza a ser asfixiante. El gol. En el fútbol no ganan ni los mejores ni los que más méritos hacen, sino los que más goles marcan y ahí el Decano tiene un contratiempo considerable. Su media de un tanto por encuentro resulta más que insuficiente. Desde luego son impropios de ese aspirante a estar en la zona de arriba. Es una faceta en la que quizá la reflexión debería llevarse a un plano superior y no dejarla simplemente en la parcela deportiva del técnico y los jugadores. Tal vez los recursos no sean suficientes para la exigencia a la que está sometido el Recre esta campaña.
Cediendo derrotas en una cantidad alarmante y viendo portería con dificultad, los objetivos son difícilmente alcanzables. Ya sea por la igualdad de la categoría o por el bajo nivel de la misma, Javi López tiene aún la oportunidad que la apretada clasificación le concede para reconducir la situación antes de que las distancias sean más amplias.
Cierto o no. Un escudo para los malos momentos y o una medalla para los buenos, la realidad es que las cifras responden siempre a unos hechos irrefutables. El Recreativo mira su clasificación y ve muchos números. Aislados puede sacar tantas conclusiones como quiera. En conjunto, la lectura es inevitable. Hay dos problemas. La cantidad de derrotas es alarmante y no tiene gol.
Un repaso a las diez últimas temporadas albiazules tanto en Primera como en Segunda División, las conclusiones son un tanto preocupantes. Sin dejar a un lado que el juego desplegado por los onubenses es impropio de quien suma seis derrotas en once jornadas, los tropiezos están ahí. Son innegables.
El conjunto que entrena Javi López lleva los mismos partidos perdidos a estas alturas que en las dos últimas campañas en la máxima categoría del fútbol nacional. Esto quiere decir que se mueve en unas cantidades próximas a las de conjunto de descenso puesto que en las dos precedentes se salvó en la última jornada y en la siguiente se marchó a Segunda.
No es para estar tranquilo ni satisfecho. Algo falla. Sólo hay una temporada en la que en estos momentos había más derrotas que en estos momentos. Fue en con Lucas Alcaraz en el banquillo en Primera División. Entonces el equipo albiazul tenía siete, por dos victorias y otros tantos empates. Ni siquiera en la campaña del descenso a Segunda B, de infausto recuerdo, las cifras eran tan malas.
Hay que reconocer que los triunfos son más lógicos y que estos se acercan más a lo normal, pero resulta insuficiente para solapar la enorme sangría de puntos que está sufriendo el conjunto albiazul. Una formación que aspire a estar en la zona de ascenso o peleando por algo más que la simple permanencia no puede arrojar esos resultados. En apenas un cuarto de temporada ya ha consumido la mitad de los tropiezos que estadísticamente le corresponde a una plantilla de sus características.
Y todo esto rematado por un problema que comienza a ser asfixiante. El gol. En el fútbol no ganan ni los mejores ni los que más méritos hacen, sino los que más goles marcan y ahí el Decano tiene un contratiempo considerable. Su media de un tanto por encuentro resulta más que insuficiente. Desde luego son impropios de ese aspirante a estar en la zona de arriba. Es una faceta en la que quizá la reflexión debería llevarse a un plano superior y no dejarla simplemente en la parcela deportiva del técnico y los jugadores. Tal vez los recursos no sean suficientes para la exigencia a la que está sometido el Recre esta campaña.
Cediendo derrotas en una cantidad alarmante y viendo portería con dificultad, los objetivos son difícilmente alcanzables. Ya sea por la igualdad de la categoría o por el bajo nivel de la misma, Javi López tiene aún la oportunidad que la apretada clasificación le concede para reconducir la situación antes de que las distancias sean más amplias.
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